Esta semana hicimos la ruta de Vecindario (Biblioteca La Orilla), Valsequillo e Ingenio. Las tres contadas diferentes; las tres sesiones dejaron sensaciones también diferentes.
En vecindario ocurrió algo que no debe volverse a repetir: llegué tarde. Fue una contada compleja, de esas que no te puedes permitir un respiro; pero que sea difícil no significa que no haya disfrutado, y de verdad, me agrada luchar en la sesiones. Siempre lo hago, pero en ocasiones es necesario hacerlo con más insistencia… Y ese “cuerpo a cuerpo” con le público me hace crecer como persona y, por supuesto, como narrador. Mi hija me decía que ese día iba vestido de Elmer.